LO BUENO, LO BUENO, LO MALO DEL PETROLEO.
“El petróleo ideológico venezolano”
Por: Humberto Trómpiz - Publicado en Rebelión, el 19/01/2013
Desde
1995, cuando los yacimientos petroleros venezolanos comenzaron a surtir
las necesidades energéticas de los países norte atlánticos, se dio
inicio en Venezuela a la construcción de un discurso ideológico -como
falsa conciencia- sobre la cuestión petrolera, destinado a justificar el
manejo económico que el capital imperialista y la oligarquía criolla
hacían de nuestro principal recurso natural exportable. Este mensaje
estuvo compuesto por ocultamientos, medias verdades y hasta mentiras
sobre la economía política petrolera nacional, mensaje que a partir de
1936 adquirió carta de ciudadanía, pues, fue promovido con una eficaz
envoltura nacionalista que rápidamente se hizo conciencia nacional. En
lo que sigue vamos a reseñar una muestra de las principales
proposiciones de este discurso ideológico sobre la materia petrolera que
todavía hoy en pleno siglo XXI todavía tiene audiencia en muchos
sectores de la vida nacional.
Los terratenientes deben ser beneficiarios de la renta petrolera para lograr la prosperidad general del país
En
la medida que la riqueza petrolera anidada en el subsuelo nacional se
fue evidenciando, gracias a las perforaciones llevada a cabo por las
empresas del capital imperialista angloholandés, a las clases dominantes
criollas se les fueron abriendo las fauces para apropiarse de los
proventos que generaba esta incipiente actividad económica. En 1920, fue
Pedro Manuel Arcaya, conspicuo representante del latifundismo
tradicional, funcionario de vara alta del régimen de Juan Vicente Gómez y
encargado de redactar la primera Ley Petrolera que el país se dio en
ese año, quien formuló la idea de que a los señores de la tierra debía
dárseles prioridad en el reparto de las concesiones petroleras, a fin de
que se apropiaran de la renta generada por los yacimientos ubicados en
sus propiedades y, de esta manera, revalorizar la propiedad territorial,
lo que redundaría en beneficio de la prosperidad nacional. Obviamente,
lo que estaba detrás de este planteamiento, era sencillamente la
intención de favorecer a una clase latifundista que económicamente
venían confrontando serios problemas, debido a los avatares del café y
del cacao en el mercado mundial. Para Pedro Manuel Arcaya la prosperidad
de sus clases social era igual a la prosperidad de la nación.
El
gobierno de Isaías Medina Angarita desperdició la oportunidad de lograr
un significativo avance en relación al rescate de nuestro petróleo
A
partir de 1945 con la llegada de los adecos al poder por la vía del
golpe de Estado contra Isaías Medina Angarita, los intelectuales
orgánicos de Acción Democrática se dieron a la tarea de descalificar al
gobierno de Juan Vicente Gómez y al Post-Gomecismo con la intención de
legitimarse históricamente. Uno de los puntales de esta descalificación
fue la implacable crítica a la política petrolera que había implementado
la administración medianista, y sobre todo, lo relacionado con la
Reforma Petrolera de 1943. En palabras de Rómulo Betancourt:
Un
régimen que se empecinaba en conservar sus perfiles autocráticos estaba
históricamente incapacitado para encarar de frente ese problema. Le
faltaba la audacia y la autoridad moral que sólo nace del respaldo
mayoritario de opinión pública, y por eso no podía atreverse a realizar
una reforma a fondo, sustantiva, en las relaciones entre Estado e
industria petrolera. Se desperdiciaría así la espléndida oportunidad de
un mundo en guerra y ávido de combustibles; y de que en la Casa Blanca
de U.S.A. estuviera un gobernante como Franklin D. Roosevelt, quien,
frente a las radicales medidas adoptadas por México ante situación
similar a la de Venezuela, había sumido discreta posición”.
En
oposición a lo sostenido por Rómulo Betancourt, hoy podemos afirmar que
la política petrolera del gobierno de Isaías Mediana Angarita fue la
más radical que se implementó durante todo el periodo concesionario
(1910-1975) y en el cual, a los adecos le tocó gobernar durante 15 años.
Fue tan bestial lo alcanzado en materia petrolera por el gobierno de
Isaías Medina Angarita su política petrolera puede calificársele como la
primera gran victoria del Estado venezolano frente al capital
imperialista petrolífero.
En síntesis, lo alcanzado por el General Isaías Mediana Angarita con la Reforma Petrolera de 1943, fue lo siguiente:
1) Soberanía política
Valiéndose
de la coyuntura bélica en la que se encontraban los países
imperialistas y da la necesidad que tenían del petróleo venezolano, el
gobierno obligó a las compañías petroleras a aceptar una reforma de la
legislación petrolera que salvaguardaba los interese rentísticos del
Estado. Las empresas se resistieron a la reforma, pero el gobierno
veladamente amenazó a la Casa Blanca con cerrar el grifo petrolero si
las empresas persistían en su actitud. Frente a esta eventualidad a
U.S.A. y a Gran Bretaña no les quedó otro camino que obligar a sus
empresas petroleras que operaban en Venezuela, a aceptar la reforma
propuesta por Isaías Medina Angarita. Fue esta una contundente victoria
política de un país económicamente insignificante frente al imperialismo
más poderoso de la tierra. Pero aún hay más: fue también una victoria
geopolítica, dónde por vez primera Venezuela utilizó el petróleo como
argumento de negociación para defender la soberanía nacional.
2) Soberanía Jurídica
Las empresas petroleras continuaron sujetas a que los pleitos con el Estado se dirimirían en los tribunales nacionales.
3) Soberanía Impositiva
Esta
conquista en materia petrolera se hizo realidad cuando las
concesionarias petroleras fueron sometidas régimen fiscal de Impuesto
sobre la Renta (ISLR), cuya ley fue promulgada en 1942.
4) Se obligó a las empresas a refinar parte del petróleo extraído en el territorio nacional
Hasta
el año 1942, las empresas venían refinando gran parte de nuestro
petróleo en las refinerías instaladas en Aruba y Curazao. A partir de
esta fecha se le obligó a refinar en el país, naciendo así los campos
petroleros de Cardón - Shell y Amuay - Creole, en la Península de
Paraguaná, en el estado Falcón.
5) Se unificaron en un solo régimen legal todas las concesiones dadas anteriormente
Desde
Cipriano Castro hasta esta fecha se habían firmado un conjunto de
concesiones adscritas a diversos Códigos y leyes petroleras y que
diferían en cuanto a las condiciones de contratación. La Reforma
Petrolera de 1943 las uniformó para beneficio rentístico del país.
6) Se logró un avance cualitativo y cuantitativo en relación a la renta petrolera
En
lo cuantitativo, la renta del suelo quedó discriminada así: Impuesto
Exploratorio de 2,00 bolívares por hectárea; impuesto inicial de
explotación 8,00 bolívares por hectárea; impuesto superficial de 5,00 a
Bs. 25 bolívares por hectárea; la regalía petrolera fue elevada a un 16
2/3% del producto extraído, muy superior a la que se pagaba con la
legislación anterior. En lo cualitativo, mediante la Reforma Petrolera
del 43 y la Ley de Impuesto Sobre la Renta, el Estado venezolano puso
fin al carácter contractual de su política impositiva petrolera que
disponía la legislación precedente. De ahora en adelante, el Estado
quedaba facultado para imponer los impuestos a las petroleras cuando lo
considerara conveniente para bien del país, sin tener que consultar con
nadie dicho derecho. Con esta facultad jurídica, las súper ganancias de
las petroleras quedaban a disposición del fisco nacional cuando éste lo
considerase indispensable.
Tal
como podemos apreciar lo que el país logró en materia petrolera en
tiempos del General Isaías Mediana Angarita no fue poca cosa. Esto
motivo indiscutiblemente la decisión del imperialismo de derrocar este
gobierno nacionalista radical, iniciándose la Guerra Fría. Hoy sabemos
que para 1945, la CIA había dado la orden de asesinar al General Isaías
Mediana Angarita y a Jorge Eliecer Gaitán, por considerarlos enemigos de
los intereses norteamericanos. La historia oficial enterró los logros
en materia petrolera de Isaías Mediana Angarita y la Revolución
Bolivariana ha hecho muy poco por poner la historia en su lugar.
El
reparto 50% - 50% logrado por los adecos en el negocio petrolero
durante el trienio (19145-1948), fue lo más justo para el país
Acción
Democrática en el trienio 1945-1948 estableció el principio de que “en
ningún caso, las empresas petroleras llegarían a recibir una
participación en las ganancias anuales superior a las entradas que
percibiera el Estado”. Este ha sido uno de los contrabandos ideológicos
de más eficacia política que los adecos le suministraron al pueblo
venezolano, pues, a partir de este hecho se erigieron como campeones del
nacionalismo petrolero. Decimos esto porque la política implementada
por esta partido en su primer ejercicio de gobierno, fue un verdadero
salto atrás, si la comparamos con la política precedente del General
Medina Angarita. Desde el punto de vista cuantitativo, dicho reparto fue
inferior al que había logrado la administración medianista que en 1945
logró un 55% / 45% a favor del Estado. Cualitativamente también fue una
regresión, pues, el gobierno adeco del trienio volvió al establecer el
carácter negociado de la política impositiva petrolera. Fue tan
beneficioso el reparte 50% - 50% para el capital imperialista petrolero
que éste se encargó de instaurarlo en los países petroleros del Medio
Oriente. En consecuencia, el pregonado nacionalismo petrolero adeco fue
muy inferior al que había institucionalizado al gobierno de Isaías
Medina Angarita, sin embargo, la propaganda adeca hizo desaparecer este
logro medianista de la historia oficial venezolana.
La política petrolera del gobierno de Marcos Pérez Jiménez fue sumisa y colonialista
Este
fue otro contrabando ideológico inventado por los adecos,
específicamente por Rómulo Betancourt, a partir del suministro de datos
falsos sobre la cuestión petrolera venezolana. Lo que verdaderamente
ocurrió en el lapso 1948-1958 fue la instauración de una política más
nacionalista que la impuesta por los adecos en el periodo precedente.
Marcos Pérez Jiménez se llevó por delante algunas directrices de la
política petrolera adeca, tales como: la política de no más concesiones
petroleras impuesta para beneficiar exclusivamente a las compañías del
Cartel de las 7 hermanas, pues, con ella se excluían del petróleo
venezolano las compañías independientes y por consiguiente, se evitaba
la inconveniente competencia contra las empresas cartelizadas. La
competencia contra el Cartel elevaba la renta del suelo a favor de los
estados propietarios. Asimismo, el régimen de Marcos Pérez Jiménez con
las nuevas concesiones que otorgó, logró regalías hasta del 25% y se
obligó a refinar en el país un 15% de la producción.
La PDVSA neoliberal era más eficiente que la gerenciada por los socialistas bolivarianos
En
1998, al llegar el Comandante Hugo Chávez al poder, la derecha
venezolana y sus compinches imperialistas no han cesado en acusar al
gobierno bolivariano de ineptitud en el manejo del nuestra empresa
petrolera nacional, y por otra parte, no descansan en presentar la PDVSA
neoliberal como paradigma de lo que se debe hacer en materia petrolera.
En este sentido, uno de los intelectuales orgánicos de la oligarquía
criolla, ha escrito lo siguiente:
No
obstante las críticas que podemos hacer a la gerencia petrolera de
PDVSA de la década pasada, es innegable que la estrategia de abrir la
actividad petrolera a la participación de empresas internacionales y a
algunas venezolanas trajo consigo un logro de importancia histórica: el
inicio del desarrollo sistemático de la Faja del Orinoco, atrayendo
masivos recursos de nueva inversión, y más
adelante agregó: “Tristemente, PDVSA es ahora una empresa
desarticulada, plagada de corrupción en sus operaciones de contratación
con terceros, de baja capacidad gerencial y técnica, que sigue
sosteniendo oscuras políticas de comercialización, las cuales incluyen
usar una empresa mixta en Cuba como intermediario en la comercialización
de crudo y productos venezolanos en el Caribe. Nuevamente, la política
exterior guiada por compromisos Ideológicos lleva a establecer pautas
erráticas sobre la política petrolera”.
Este
es un texto preñado de ideología como falsa conciencia, pues oculta
hechos que ocurrieron en la vieja PDVSA neoliberal que nuestro pueblo
desconoció y que no pueden tener otra etiqueta que de traición a la
Patria, a saber:
· La
vieja PDVSA neoliberal adquirió en el exterior un buen número de
refinerías con el pretexto que servían para abrirle mercado al petróleo
nacional. Lo que se ocultó fue que esas refinerías solo procesaban
petróleo liviano y Venezuela produce mayoritariamente petróleos pesados y
extra pesados.
· Se
le abrieron las puertas a las empresas multinacionales que se habían
ido en 1975 con la nacionalización petrolera, pero ahora a volvían en
condiciones mucho más ventajosas para el capital imperialista: La
regalía se les rebajó de un 16% al 1,0 %; y el impuesto sobre la Renta
se les disminuyó del 64 % al 34%.
· La
vieja PDVSA neoliberal se transformó en “paraguas y en “rehén” del
capital multinacional. Primero porque la empresa se comprometió a pagar
cualquier aumento impositivo que le impusiera el Estado a las
multinacionales y segundo, porque también PDVSA acepto que cualquier
variación del régimen impositivo podía dar lugar a ser demandada por sus
socios internacionales.
· La contribución fiscal de aquella vieja PDVSA se vino al suelo y fue una de las determinantes de la caída del Puntofijismo.
· Esa
vieja PDVSA se declaró antinacionalista petrolera y anti-OPEP, pues
implementó una política de altos volúmenes y bajos precios, obedeciendo
los dictados de la Agencia Internacional de Energía, un organismo creado
por el imperio para debilitar precisamente a la OPEP. De esta manera,
esa PDVSA se llevó por delante el nacionalismo petrolero que nació de la
mano de Pedro Manuel Arcaya y Gumersindo Torres, atravesando
dictaduras, dicta blandas y democracia liberal.
· La
vieja PDVSA desnacionalizadora se había transformado en un Estado
dentro de otro Estado, pero lo más grave fue que siendo ella misma un
apéndice del Estado venezolano, se asumió como el organismo que dictaba
la política petrolera del país.
Pero
también oculta el texto precitado, los logros que el gobierno
bolivariano ha obtenido en metería petrolera como los siguientes:
· PDVSA
fue sometida de nuevo a las riendas del Estado venezolano, y el
Ministerio de Energía recuperó su potestad de dictar la política
petrolera.
· Se
volvió a implementar una política petrolera nacionalista, basada en
precios altos y bajos volúmenes, teniendo como muralla de defensa
externa a la OPEP.
· La
contribución fiscal de Esta nueva PDVSA se elevó sideralmente, al punto
que el gobierno bolivariano ha venido saldando la gran deuda social que
dejó la IV República. 500.000 millones de dólares se han invertido en
las misiones sociales, como producto de los proventos generados por la
nueva PDVSA.
· El
estado venezolano ha impuesto una política de redistribución
geopolítica de la renta petrolera, beneficiosa para el país como paro
las naciones hermanas que reciben nuestro petróleo, gracias al nuevo
manejo de la industria petrolera.
Los males de la economía venezolana contemporánea se le deben al petróleo
En
el discurso petrolero elaborado por los intelectuales orgánicos de la
oligarquía venezolana se perciben claramente dos posiciones en cuanto a
la relación renta petrolera-desarrollo económico nacional.
Una
visión positiva que le asigna el petróleo la responsabilidad de
habernos metido de lleno en la llamada modernidad capitalista. La
modernización de la estructura técnico productiva del país, así como le
edificación institucional del Estado/nación, fueron hechos históricos
que se dieron por la mediación de la renta petrolera. El mejoramiento
del aparato médico-sanitario así como las variables sociales que
incidieron en un mejor nivel de vida de la población y el crecimiento de
la misma, son fenómenos indiscutiblemente petrolizados.
Sin
embargo, en la medida que la parte sustancial de la renta se fue
anidando en los bolsillos de la oligarquía dominante y las necesidades
de las clases humildes siguieron sin solución de continuidad, surgió
desde esta misma clase social, el discurso ideológico que achacaba a la
“cosa petrolera”, los males sociales del país, lo que significó una
efectiva mampara oligarca para ocultar la verdadera esencia de la
cuestión petrolera venezolana. La asimetría social que profundizó la
renta petrolera se le achacó al petróleo. Los males económicos de la
nación como la llamada “enfermedad holandesa” también se le endosó al
petróleo, quedando la oligarquía de su tremendo revés histórico, pues,
ha sido una de las pocas clases dominantes en el mundo que teniendo
todas las condiciones a su favor para instaurar un capitalismo
autosustentable, fracasó indiscutiblemente en este empeño. De manera
entonces que no fue la cosa petrolera la responsable del subdesarrollo
venezolano, sino que la responsabilidad cae en las clases que dirigieron
al Estado hasta la llegada de la Revolución Bolivariana.
Estas
son apenas la muestra de las principales proposiciones del discurso
ideológico que las clases dominantes criollas y el imperialismo
petrolero ha tejido sobre la economía política del nuestro principal
rubro exportable. En consecuencia, la Revolución Bolivariana que tiene
como uno de sus máximos objetivos históricos, lograr la plena soberanía
petrolera, debe avocarse a construir la verdadera ciencia social del
petróleo al servicio de la clase trabajadora, arrancando con la economía
política y la historia económica. No debemos olvidar que el socialismo
venezolano del siglo XXI está montado sobre la suerte del barril de
petróleo.
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